NOTA DE CARRETEROS.ORG: el presente escrito se reproduce tal
cual se nos ha hecho llegar con la única diferencia de haber sustituido los nombres por
las iniciales (manía que tenemos).
Sr.Director de la Revista de Obras Públicas .
Querido amigo:
Con el ruego de su publicación te envío unas
anotaciones personales al comentario, al escrito -de E.D., E.T. y mío, realizado por
nuestro compañero y Secretario General del Foro de las Infraestructuras J.M.V.M.,
publicado en el número de la Revista 3431 de Marzo de 2003.
En nuestro escrito se exponían unas ideas. J.M.
expone otras. No hay mucho mas que decir.
Además, tratándome coloquialmente - lo que le
agradezco pues, al igual que a la Dolores, George Sand y Don Pedro I de Castilla, me funde
con el alma popular.- J.M. me envía un mensaje personal, por ello le respondo.
Al leer su escrito se deduce que J.M. se
refiere- obviando la literalidad del texto que comenta- a nuestras intenciones, según
él, subyacentes; las eleva a categoría y, después, aplicando el liberalismo las
anatemiza. En síntesis dice:
- Que se siente decepcionado porque no atacábamos con argumentos sólidos los fundamentos
del sistema concesional.
- Que imputábamos, al numero extraordinario de la Revista de Obras Públicas, el estar
redactado por gentes de pensamiento homogéneo, a la que acusábamos de promocionar un
sistema que es contrario al bien publico y que, además, supone una amenaza al interés de
los funcionarios públicos.
- Que atribuíamos a la revista de Obras Públicas el defecto de coartar la libertad de
opinión.
- Que manifiesta su sorpresa el verme a mi- una criatura contraria a la libre iniciativa
privada en materia de gestión de Obras Públicas- como miembro por propia voluntad -
olvida que a más de mi voluntad existe la de la Comisión de Transportes del Colegio, que
me propuso para formar parte de ese Foro en su nombre- de un Foro que, según él, yo
considero sesgado en su gestión.
- Que, contradice nuestra, supuesta, opinión al decir que el sistema concesional no
supone una amenaza para los funcionarios y que, si así fuera él no lo promocionaría,
pues también hay funcionarios públicos eficaces y sacrificados.
- Termina J.M. atribuyéndonos, y criticándonos, la idea de que los que apoyan el sistema
concesional no están preocupados por el interés de los ciudadanos. En sus comentarios
nos dice que todos los que trabajan a favor de las Concesiones lo hacen en beneficio de
los ciudadanos y, después de recrearse en los detalles del trabajo y en las bondades de
los promotores de las Concesiones, termina con un mensaje para los navegantes que en
síntesis dice:
- Que todos lo que trabajan en pro de las Concesiones buscan el mayor -a través de
mejores infraestructuras y servicios- beneficio social.
- Que él cree en las buenas personas, sean funcionarios ó no, que buscan el interés
social, aunque ello no les reporte beneficios, personas que saben estar en el
sector público o en el sector privado según convenga a la sociedad y que saben cambiarse
con flexibilidad de uno a otro, en función de la utilidad que pueden aportar en cada
momento.
- Que, por eso, admira a las personas por lo que son y no por lo que tienen, y que por
tanto le ofrecen serias dudas "aquellas personas que se apropian de lema del
"interés público" como medio para alcanzar sus intereses personales".
Los comentarios de mi amigo J.M. me inspiraron
en primer lugar temor, pero, como mi cobardía es limitada, enseguida pasé a la sorpresa
de no reconocerme en el retrato, ya que nuestro escrito ruego a los interesados su
relectura- decía, en síntesis, lo siguiente:
- Que el número extraordinario de la Revista de Obras Públicas, redactado por un
conjunto de personas coherente ideológicamente, era excelente.
- Que el Proyecto de Ley de Concesiones, en tramite de aprobación, también loable, era
susceptible de ser perfeccionado con el fin de, mejorar su equilibrio, mejorar las
garantías para el Estado y evitar sorpresas inesperadas en la aplicación de la Ley.
- Que las Obras Públicas debían gestionarse por el procedimiento que, en cada caso,
fuese mas ventajoso para el Estado.
- Que las Obras Públicas son esencialmente fruto de la ingeniería, no de la ingeniería
financiera y que por ello su gestión desde la planificación a la explotación-
debía tener en cuenta todos los factores implicados, desde los territoriales a los
financieros, pasando por la multimodalidad y la buena construcción. Siendo por ello
esencial, también, una visión a largo plazo.
- Que el liberalismo es, esencialmente, una manera de pensar, que supone partir de que
nunca nadie tiene toda la verdad y que, por otra parte, las verdades no están dadas para
siempre.
- Que por eso pedíamos, y ofrecíamos nuestra colaboración, la organización de un
debate abierto a los colegiados para debatir la cuestión del futuro de la gestión y
realización de las Obras Públicas. En ese contexto si hacíamos unos juicios de valor
que eran:
- Que las Obras Públicas son de los ciudadanos, que deben ser gestionadas en su interés
y que por ello todos los Ingenieros de Caminos Canales y Puertos los cuales
trabajan en los sectores de construcción, consultoría y funcionarial, que definen las
tres patas que dan estabilidad a la profesión- deben tener como horizonte ese interés
común.
- Que el Colegio es de los colegiados, los cuales esencialmente trabajan en los tres
sectores mencionados en el párrafo anterior, por lo que el Colegio debe defender ese
interés de los ciudadanos, que es el de los colegiados, estudiando y dando una respuesta
adecuada a los problemas que tiene la Sociedad.
- Que los funcionarios, consecuentemente, pedimos y solicitamos el apoyo del Colegio para
conseguir una función pública profesionalizada, independiente y con una adecuada
definición de las responsabilidades, ya que es la base necesaria para cualquier sistema
de gestión.
Por todo ello discrepo profundamente del
Secretario General del Foro de las Infraestructuras y niego que subyaciesen en nuestro
escrito las ideas que él nos atribuye y en especial discrepo de, que el desear una
Administración profesionalizada lleve implícito, por parte de los que firmamos el
escrito, el deseo de instrumentalizarla en beneficio propio. Por el contrario nuestra
petición es coherente con el sistema organizativo que hay en cualquier empresa del mundo
mundial.
Llegado a este punto, y como creo en la
honradez mental de J.M., intenté buscar explicaciones a sus comentarios; solo pude llegar
a las siguientes:
- a) Que hubiéramos explicado nuestras ideas muy mal y que nos hubiese malentendido.
- b) Que J.M. no este absolutamente seguro de las ideas que defiende y que, en
consecuencia, haya acogido con desilusión un escrito que le recuerda sus dudas y por
ello, reaccionando ante el estimulo, nos haya atribuido, no lo que escribimos, sino unas
ideas extremas y una mentalidad egoísta.
- c) Que, rememoro a la otra gran escuela austriaca, su subconsciente haya producido los
reparos, "políticamente incorrectos" a sus tesis sobre las Concesiones. En ese
caso hago gustoso de Cirineo.
- d) Que, desde la claridad de ideas que da el pensamiento único sobre un futuro humano
definido, nos considere una potencial peligro social y nos aplique el liberalismo
preventivo como paso previo- el San Benito precedía a la hoguera- a nuestra
exterminación.
Yo prefiero acogerme a la primera hipótesis y
por ello me reitero en que:
- Siempre que escribo sobre estos asuntos me sorprende que, el fárrago de disparates que
produjo Hegel extienda sus tentáculos tan lejos. A un sitio tan distante como creer que
la realidad se ajusta a las teorías que simulan la relación gramatical entre sujeto y
predicado.
- Para hacer buenas Obras Públicas lo esencial es la Ingeniería. La cual consiste en
educado sentido común, Fe, Esperanza y Caridad.
- En esa Ingeniería cabemos todos los Ingenieros de todos los sectores; incluso los
funcionarios.
- El Colegio debe defender a todos esos Ingenieros de todos los sectores.
- La defensa de la Ingeniería debe hacerse en positivo. Pero que es positivo decir que el
agua no hiela 100% y, a partir de ese no positivo y genésico, buscar soluciones a los
problemas sobre la base de la realidad y no de los intereses o deseos de algunos.
A estas alturas de la carta pienso, contra mi,
que una polémica -similar a las que se producen en esos cafés llenos de humo del Madrid
tradicional- como esta quizás no merezca la pena, al menos desde mi punto de vista pues
no tengo ningún interese en defenderme. Pese a ello sigo con mi escrito porque creo que
hay un interés en debatir el personal puede ser hasta ridículo- estos asuntos, que
es el de la Ingeniería y su futuro -es preocupante ver el destino que dan los Ingenieros
de la generación de mis hijos a los envíos que llegan del Colegio- que será el que
construyan nuestros compañeros jóvenes. A esos ingenieros jóvenes en muchos
asuntos concienciados, preocupados y solidarios- que, quizás -al vernos, en la noche y en
el invierno, discutir, mascando la tristeza, en el café, a lo mejor porque el frío nos
contrae y la noche nos ciega -"pasan" del Colegio debemos hacerles saber que el
Colegio es esencial para mejorar la Ingeniería. Por ello tenemos que animarles a salir
hacia la clara noche, llena de frío y de negrura, sobre todo porque al aire ,en esa
noche, se siente, inmediatamente antes de vislumbrar la luz, a las piquetas de los gallos
cavar la aurora y porque entre el frío del invierno sentimos, en la alegría de nuestras
entrañas, el brotar de la primavera que se anuncia.
Por eso pido a los jóvenes que no nos copien,
que no entren en el brumoso café, que permanezcan al aire libre, bajo la noche clara y en
lo alto las estrellas, para, inmediatamente, avanzar hacia la primavera de una
Ingeniería, para todos, en el seno de un Colegio de todos.
I. G.-A. C.-J.