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(13-04-08)
La mejor barrera es la que no existe por no ser necesaria. Las barreras de seguridad sustituyen un posible daño (producido por el choque con un obstáculo o por la invasión de la calzada opuesta o por la caída por un desnivel o por cualquier otra circunstancia), por un impacto, más o menos controlado, contra la barrera. La decisión de colocar o no barrera de seguridad en un tramo de carretera es una decisión nada sencilla, que siempre podrá ser cuestionada a posteriori dada la imposibilidad de conocer antes de su instalación el numero y tipo de los vehículos que chocarán contra dicho dispositivo durante su vida útil y el casi infinito número de variables existentes debido al distinto tipo de vehículos que circulan por nuestras carreteras, a la gama de obstáculos y desniveles existentes "al otro lado de la barrera" y a la distinta gravedad del accidente (con y sin barrera instalada) que se sufrirá según el tipo de vehículo (turismo, motocicleta, autobús,...) y elementos de seguridad pasiva con que cuenten.
Es una pena pero nosotros no conocemos ningún estudio (no sería muy difícil de realizar) del numero de impactos sufridos en las barreras de seguridad instaladas que han dado lugar a un accidente sin victimas pero que han obligado a la sustitución de parte de los elementos de la barrera, dicho número permitiría estimar cuantas "victimas" se han salvado. Estamos convencidos que su número pondría de manifiesto el adecuado comportamiento, en general, de los sistemas de contención instalados y lo injusto de llamarlos "quitamiedos de la muerte". No obstante no se puede olvidar que dichas barreras, hasta ahora, no están pensadas para los motoristas, lo que, gracias a Dios, se empieza a corregir, ni para los autobuses...
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