La opción encendido / apagado: una cuestión fundamental
Los PMV sirven para informar sobre circunstancias inesperadas o cambiantes en el tráfico o la vía. Un PMV apagado infunde en el conductor la sensación de que, dentro del rango de informaciones que suelen dar estos dispositivos, no hay nada en el horizonte de su desplazamiento que pueda ser motivo de preocupación.
Cuando hay muchos PMV encendidos exhibiendo información, la génesis y la posterior reducción de incertidumbre que experimenta el conductor puede efectuarse sin rastrear totalmente el contenido del mensaje en cuestión, es decir, de forma mecánica («la congestión de siempre», «los tiempos de siempre»). Llegados a este punto, en términos sistémicos, la exhibición de información participa de cierto nivel de deterioro. Si previamente ha ocurrido que el conductor ha superado ese problema sin adoptar medidas especialmente dramáticas, se corre el riesgo de no prepararle adecuadamente cuando de verdad haga falta.
El PMV debe encenderse, única y exclusivamente, si hay que comunicar algo relevante al conductor.
Uso de mensajes de tráfico y mensajes no de tráfico
En algunos casos, sin embargo, se ha considerado oportuno hacer que los PMV sirvan de soporte para informaciones relacionadas con campañas “genéricas” de seguridad vial, como si de otro medio de comunicación de masas se tratara.
Los “mensajes de tráfico” se exhibirán siempre con texto justificado a la izquierda junto a un pictograma; mientras que los «mensajes no de tráfico» se exhibirán siempre con texto centrado y sin pictograma.
Los «mensajes no de tráfico» se podrán exhibir, única y exclusivamente, si no hay un «mensaje de tráfico» que mostrar. Dicho de otra manera, los “mensajes de tráfico” son prioritarios frente a los “mensajes no de tráfico”.
La exhibición de los “mensajes no de tráfico” siempre se producirá en los períodos de tráfico menos intensos y dentro de un marco temporal limitado, tanto en términos del día de exhibición (por ejemplo, dos horas), como en términos del período de exhibición (por ejemplo, dos semanas).
La exhibición de los mensajes no de tráfico siempre se producirá de forma vinculada a una campaña específica de seguridad vial, según la cual, este mensaje adquiere sentido y puede ser atendido previamente y de manera simultánea en otros medios (prensa, radio, televisión, carteles, etc.). Se conseguirá así un máximo reconocimiento del mensaje con un mínimo de interferencia.
El número de unidades de información por mensaje
Un PMV podrá comunicar eficientemente un mensaje si este es legible, teniendo en cuenta tanto la distancia a la que se encuentra del conductor como el tiempo que éste tiene para leerlo. En principio, para conseguirlo, y asumiendo que las normas correspondientes han sido tenidas en cuenta por los fabricantes de paneles, el conductor tiene que tener una agudeza visual normal o corregida. El cumplimiento de tales requisitos permitirá responder a dos cuestiones fundamentales: la distancia de lectura que debe establecerse y el número de unidades de información que se leerán —a más unidades, más tiempo de lectura.
Evidentemente, este problema va directamente ligado a la velocidad de paso. Un conductor que viaja a 120 km/h cubre 33 metros por segundo. Con una agudeza visual estándar, es capaz de leer un PMV a unos 200 metros. A esta distancia hay que restar los últimos metros conforme se llega al panel, porque no puede asumirse que el conductor leerá levantando la vista más de 10-15 grados. En síntesis, queda una «ventana de lectura» de unos 165 metros, lo que equivale a entre 4,5 y 5 segundos para leer el PMV al menos dos veces. La cuestión es relacionar ese tiempo y el número de elementos de información. Esta relación suele expresarse con la siguiente fórmula simplificada
t = 2 + (n/3)
Donde t es el tiempo en segundos y n es el número de elementos de información que se tienen que leer. Una lectura de tres elementos de información requerirá unos 3 segundos (leyendo dos veces). Con una ventana de lectura de 5 segundos a 120 km/h, los mensajes deben ser forzosamente breves y fáciles. No es de extrañar que se aprecie cierto descenso de la velocidad de los conductores conforme se acercan a los paneles de mensaje variable, especialmente cuando llevan más texto. Un mensaje con seis unidades de información requiere, en principio, al menos 4 segundos según la fórmula expuesta. Reducir a 100 km/h permite ganar un segundo, lo que significa poder leer más holgadamente el mensaje. Este tipo de respuestas –los conductores reducen la velocidad para leer mensajes largos-, son las que suelen ocurrir en el tráfico real y se debe ser consciente de ello.
Una cuestión importante es el concepto de «unidad de información». Se puede decir que estas unidades de información se componen de elementos informativos tales como pictogramas, topónimos, números, abreviaturas, descriptores, etc. Así pues, se define una unidad de información como la respuesta que obtenemos a una pregunta significativa para el conductor. Una unidad de información sería por ejemplo «mantenga distancia de seguridad», otra «retenciones», otra «desvío recomendado», etc.
En un rango de entre 4 y 7 palabras junto al pictograma, con velocidades de paso de 120 km/h, se completa aproximadamente un cuadro de entre 2 y 4 unidades de información por mensaje. Estos parámetros no se deben superar salvo casos excepcionales, por ejemplo, mensajes alternantes con velocidades de paso de 60 km/h debido a una congestión o una nevada prevista.
La necesidad de evitar la redundancia
El conductor dispone de un tiempo limitado para aprehender el mensaje, lo que obliga a evitar los términos innecesarios y, especialmente, los redundantes. Por ello, prácticas como repetir el mismo pictograma dos veces (en pórticos con doble pictograma), o repetir todo o parte del significado que ya transmite el pictograma con el texto, no son admisibles (por ejemplo, utilizar palabras como atención, peligro o precaución junto a un pictograma de advertencia de peligro). Si, como mínimo, el conductor debe tener la opción de leer el mensaje dos veces, se le debe facilitar esa labor. La única excepción a esta norma la constituye el uso de texto adicional como apoyo de ciertos pictogramas cuyo significado no queda del todo claro o que son de reciente incorporación —la ortopedia semántica.
A no ser que exista una indicación directa del Director del Centro de Gestión de Tráfico, se cumplirán las siguientes condiciones:
En aquellas comunidades autónomas con lenguas cooficiales, se enviarán al PMV dos mensajes alternados: uno el incorporado en el anexo II; otro en la lengua cooficial. La traducción a la lengua cooficial será determinada por el Director del Centro de Gestión.
En los casos en lo que se decida enviar mensajes alternados en una de las lenguas de las oficiales de la Unión Europea, se enviarán al PMV dos mensajes alternados: uno el incorporado en el anexo II; otro en la lengua oficial de la Unión Europea. La traducción a la lengua oficial de la Unión Europea será determinada por los Servicios Centrales de la Dirección General de Tráfico.