Tras la publicación del Catálogo de Mensajes Variables en el Reglamento General de Circulación (RD.1428/2003 de 21 de noviembre), la Dirección General de Tráfico presentaba a principios de 2005 la primera versión del Manual para Operadores de Centros de Gestión de Tráfico. Cuatro años después, se presenta esta edición del Manual de Señalización Variable, en adelante, simplemente, el Manual.
El objetivo final es conseguir que los conductores, en cualquier punto de la red de carreteras, vean en los paneles una información por igual comprensible, coherente y adecuada al contexto del tráfico en el que se hallen, evitando localismos y prácticas discrepantes. Para ello se ha realizado una clasificación de las situaciones viales más comunes, se han aplicado los criterios y principios recogidos más abajo y, por último, se han definido las oportunas señalizaciones preceptivas recogidas en el anexo II.
Esta tarea no ha sido fácil. El Manual se elabora en medio de dos tensiones casi antagónicas. Por un lado, debe tener en cuenta las recomendaciones ergonómicas fundamentales, relativas a las capacidades básicas de procesamiento de la información, el tiempo de lectura disponible en vías rápidas, etc., y promover diseños que las incorporen. También debe de tener en cuenta los usos y las costumbres actuales en las prácticas de señalización variable. En este punto se produce una negociación entre lo recomendable y lo habitual -no siempre o necesariamente contrastado-, que debe tratarse con cuidado y superarse en cada mensaje específico.
Por otro lado, el Manual debe tener en cuenta el contexto internacional, la perspectiva europea y nacional multilingüe. Esta perspectiva constituye un reto cuya solución pasa por seguir ciertas recomendaciones, en particular las que hacen énfasis en lo supra-lingüístico: preferir informar con elementos gráficos (pictogramas, alfanuméricos abstractos), a hacerlo con elementos del lenguaje natural (palabras). En este punto se adivina otro conflicto que atañe a la elección de los gráficos, a su ubicación en el panel y a su relación con el alfanumérico.
Para resolver las mencionadas dificultades se han venido realizando diversos estudios empíricos que fueron diseñados y realizados conjuntamente por Subdirección General de Gestión del Tráfico y Movilidad de la Dirección General de Tráfico y del Instituto Universitario de Investigación en Tráfico y Seguridad Vial de la Universitat de València como un procedimiento en cascada, donde el resultado de uno sirvió de fuente al siguiente. Primero, se realizó un test de estimación comparada de la comprensión, según lo establecido por la ISO, y los diseños que superaron un mínimo del 45 % pasaron a la siguiente fase. Después, se realizó un test de comprensión siguiendo igualmente las normas ISO, que consistía básicamente en registrar la comprensión de un signo sin dar más información que pudiera contribuir a la inferencia de su significado. En el marco del mencionado ES4, ocho estados miembros han contribuido con datos de más de 4000 conductores, de los que la muestra española supuso un 25% del total. En esta fase, los alfanuméricos recomendados han alcanzado tasas de comprensión suficientes. Finalmente, se han realizado los oportunos estudios de laboratorio para algunos signos, dando como resultado de comprensión, tasas en torno al 90 % en Francia y, en Italia, al 96 %.
Fruto de este trabajo, el Manual incorpora cambios, aunque en gran medida aprovecha las ventajas de su predecesor. De esta manera, el Manual sigue siendo accesible, directo y fácil de usar y preserva algunas características estructurales, formales y de contenido. Por ejemplo, se mantienen los mismos principios básicos de diseño de los mensajes, tales como la estructura y la ubicación de los distintos tipos de elementos informativos (pictograma, alfanumérico); la ordenación fundamental de situaciones viales y de tráfico (tráfico, capacidad, adherencia, visibilidad, viento), y el mismo formato expositivo para cada situación, en el que cada página incluye el número, nombre y descripción verbal de la situación, un croquis a modo de ejemplo gráfico, los ejemplos concretos de paneles propuestos para manejar esa situación en sus distintas alternativas, etc.
Especial mención merecen las novedades introducidas, fruto de una reflexión intensa durante estos años y del enriquecimiento obtenido por la participación de la DGT en grupos internacionales. Tal vez la novedad fundamental sea la mayor especificidad y concreción de los criterios de diseño y la apertura hacia posibles principios operativos que puedan orientar la señalización variable. Así, se incorporan criterios nuevos o complementarios a los anteriores para organizar los contenidos en la zona del alfanumérico; se incluyen elementos para dar prioridad a la localización (frente a la función), para proporcionar mensajes más específicos; se aportan signos de tráfico nuevos o rediseñados, se incrementa el realismo... Todos estos aspectos constituyen las dimensiones y criterios de diseño y uso de los Paneles de Mensaje Variable (PMV), que se exponen a continuación.
El Manual crece, fundamentalmente, a partir de su predecesor, aunque con innovaciones y modificaciones dirigidas a una práctica que se articula alrededor de cinco criterios básicos, concretados en principios fundamentales y en sus consecuentes aspectos de señalización en los PMV, que unas veces implican obligación y, otras, prohibición. Éstos se detallan en las situaciones viales descritas en el Anexo II.