La locura de la M-30 (El mayor despilfarro jamás contado)

 

La "M-30" (autovía de circunvalación de Madrid) es "nuestra" carretera, junto a ella crecimos y junto a ella vivimos, por eso cuanto esta legislatura el Ayuntamiento de Madrid (su Alcalde) ha decidido acometer una serie de obras en la misma por un importe que no tiene parangón en la ingeniería civil española no hemos podido resistirnos a abrir este apartado.

Las obras proyectadas han sido concebidas (sin planificación ni estudio alguno) por "unas mentes geniales" ("ganosas de fama póstuma"1) que han "descubierto" necesidades que nadie hasta entonces había sentido (no hemos encontrado un sólo artículo que incidiera en la necesidad de realizar ni una sola de las actuaciones proyectadas con anterioridad a que el nuevo Alcalde y su sequito de "pseudo fabricantes de felicidad y ventura, ingenieros de propia aclamación", hicieran aparición).

1. "Mientras que las aspiraciones del empirismo aplicado a las obras públicas se limitaron a la erección, sin otro plan ni estudio que la inspiración de algún alcalde ganoso de fama póstuma a su administración, de alguna fuente en su lugar, o de otra obra de igual magnitud, y cuyo buen o mal éxito redundaba en pro o en contra de un muy limitado circulo de personas, pudo considerarse semejantes extravíos, si lamentables siempre, de ninguna o muy pequeña consecuencia para el bien general" (Francisco Milla. Proyectos empíricos y facultativos publicado en la Revista de Obras Públicas en 1853).

En este apartado pretendemos analizar todo lo relacionado con la "M-30 y sus obras", en una primera fase vamos a ir "colgando cosas" sin mucho orden ni concierto, posteriormente cuando el apartado tenga bastantes más contenidos procederemos a "ordenarlo" y sacar conclusiones (ninguna buena).

 

 "(...) después de lo poco que hemos expuesto, solo añadiremos para concluir, que si de buena fe se desea la prosperidad y bien estar de esta tan calumniada y noble nación; si verla ocupar su antiguo envidiado puesto en Europa se ambiciona; y no queremos ser el ludibrio de los pueblos cultos, acométanse en buena hora empresas colosales; pero acométanse proporcionalmente a nuestras fuerzas, y puesto que el remedio de tanto mal está en nuestra mano, y nos es conocido, apliquémosle con valor, dignamente, y no corramos desalentados tras de específicos y maravillas, que no nos salvan, y nos aniquilan y degradan. "

(Francisco Milla. Proyectos empíricos y facultativos publicado en la Revista de Obras Públicas en 1853).

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