1.2 Principios básicos
La señalización
persigue tres objetivos:
- Aumentar la seguridad de la circulación.
- Aumentar la eficacia de la circulación.
- Aumentar la comodidad de la circulación.
Para ello, siempre que
sea factible advierte de los posibles peligros, ordena la circulación, recuerda o acota
algunas prescripciones del Reglamento General de Circulación y proporciona al usuario la
información que precisa.
La presente norma
establece los criterios técnicos básicos a los que se debe ajustar el diseño e
implantación de la señalización en los proyectos de carreteras. Los principios básicos
de la buena señalización son: claridad, sencillez y uniformidad.
La claridad impone
transmitir mensajes fácilmente comprensibles por los usuarios, no recargar la atención
del conductor reiterando mensajes evidentes, y, en todo caso, imponer las menores
restricciones posibles a la circulación, eliminando las señales requeridas para definir
determinadas circunstancias de la carretera o determinadas restricciones en su uso en
cuanto cesen de existir esas condiciones o restricciones.
La sencillez exige que
se emplee el mínimo número posible de elementos.
La uniformidad se
refiere no sólo a los elementos en sí, sino también a su implantación y a los
criterios que la guíen. Por lo tanto, no se emplearán otros distintos de los
especificados, ni con inscripciones diferentes de las autorizadas por la presente Norma.
Los criterios de
señalización se fijan dentro de un marco legal que establece entre otras cosas la
obligación de los conductores de en todo momento controlar sus vehículos y mantener el
campo necesario de visión, de manera que quede garantizada su propia seguridad, la del
resto de los ocupantes y la de los demás usuarios de la vía. También se establece en la
legislación aplicable la adecuación de la velocidad a cuantas circunstancias concurran
en cada momento de manera que siempre se pueda detener el vehículo dentro de los límites
del campo de visión del conductor y ante cualquier obstáculo que se pueda presentar.
Por otra parte los
criterios técnicos por los que se rige la señalización de carreteras se basan en un
compromiso entre un gran número y variedad de factores: por ejemplo las velocidades
reales de circulación, la habilidad y reflejos de los conductores, las circunstancias
ambientales, la densidad de la circulación, estado de los vehículos y de su carga, etc,
etc. Según la valoración que se haga de dichos factores, muy variables en sí mismos, la
señalización más conveniente podría ser una u otra.
Es por esto que la
señalización debe entenderse como una ayuda a la circulación que facilita el buen uso
de la red de carreteras pero que en ningún momento puede considerarse como una garantía
de seguridad o de información ni puede sustituir a la conducción experta y responsable,
todo ello sin perjuicio de la obligación legal de los conductores de respetar las
limitaciones impuestas.